La mayoría de los integrantes de la redacción de esta revista vamos a pasar de agache durante el congreso de la lengua española, esa apoteosis de la corrección lingüística que se nos ha venido encima a la manera de una galicada avalancha. La verdad es que (sic) no nos llama mucho la atención salir en defensa de la virginidad de la lengua española, presunta señorita, pues dicha virginidad no es en últimas más que un continuo remendar de virgos, según el astuto procedimiento que aconsejaba la madre Celestina a sus amigas de vida alegre a la hora de sentar cabeza y levantar marido. El consejo iba más o menos así: ejerce de puta todo lo que quieras, pero a la hora de presentarte en sociedad ponte camisas de mucho puño y mucho cuello, agárrate las mechas en un moño y cuando te toque pasar la primera noche con tu ingenuo cachorrito, finge dolor. Luego, don’t worry y regresa a las andanzas que más te gusten, sólo que ahora llevarás marido a bordo.
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Es columnista de El Espectador y fundador de la revista El Malpensante.
Marzo de 2007
Edición No.77
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No. 158La crisis de la novela ha sido anunciada con visos apocalípticos en distintos momentos de la historia de la literatura. A mediados de los noventa, uno de sus más destacados representante [...]
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No. 164Una especie de autoridad intelectual masculina, basada exclusivamente en el género, es una de las formas más sutiles y a la vez violentas de discriminación hacia las mujeres. Para [...]